AVISO, REVANCHA Y A TURÍN
- Oriol Alsina Anguís
- 3 may 2022
- 3 Min. de lectura
El 2-0 del Wolfsburgo contra el FC Barcelona rompió la imbatibilidad en partido oficial esta campaña pero sirvió para lograr la tercera final de Champions en cuatro años

Esta Champions podría ser el broche de oro a un torneo muy particular en contexto azulgrana. En cuartos se vence al Real Madrid, rival por excelencia del club, en semifinales se consigue la revancha contra el Wolfsburgo por la dolorosa eliminación de 2020. Y, finalmente en la final contra el Lyon puede instalarse el gran dominio culer a nivel mundial del fútbol femenino con la gran revancha por el abultado 4-1 de Budapest 2019. Una victoria en la final contra el Lyon sería más que simbólica más allá de consagrarse como campeonas de Europa de forma consecutiva. Reflejaría el trabajo y el cómo el equipo se ha reconstruido desde la fatídica tarde en Budapest 2019 hasta convertirse en el mejor equipo del mundo. El Juventus Stadium de Turín lucirá el fervor azulgrana en una tarde que volverá a ser recordada. El David contra Goliat de 2019, en 2022 se ha convertido en un duelo de titanes. El duelo entre el Lyon, el legendario e histórico equipo con más Champions en sus vitrinas contra el flamante campeón y mejor equipo del mundo, el Barça.
La derrota por 2-0 contra el Wolfsburgo no debe ser sinónimo de catástrofe. Se demuestra que como a veces apuntan algunas jugadoras, "no se puede ganar siempre" y que no son máquinas. No obstante, una competición como la Champions también requiere tener capacidad de sufrir y de resistencia, y una vez más se sostuvo notoriamente el bloque. La utopía en sectores de Barcelona fue creer que el conjunto alemán era un rival plácido y en la vuelta se percibió que tomaron nota de los errores en el Camp Nou que propiciaron el 5-1. La grandilocuente versión del imparable Barça no se pudo desarrollar en Alemania. El planteamiento de Giráldez topó con la voracidad de las jugadoras del Wolfsburgo por intentar la campanada además de coincidir con la mala tarde de las azulgranas.
El Barça ha logrado crear un núcleo de futbolistas y un staff que han cautivado a los amantes al fútbol y ya son un espejo para las futuras y presentes generaciones. El reto de jugar al balonpié en el Camp Nou, el coliseo azulgrana suponía comprobar hasta dónde llegaba el recorrido del Barça femenino entre los culers. Tal fue así que batieron el récord del mundo con más espectadores en un partido de fútbol femenino primero contra el Real Madrid con 91.553 personas y más tarde superándose a sí mismas con la friolera de 91.648. Noches más que históricas y marcan el camino a todo el deporte y la sociedad cuyo reflejo se proyecta ya no sólo en hombres sino también en mujeres que son ídolas de masas.
La Champions es la competición de competiciones, la que todo niño y niña desea jugar y ganar porque juegan los mejores y las mejores del planeta sobre el verde. Nada iba a ser un camino de rosas y el pequeño bache de Alemania debe ser todo un aviso para jugadoras y staff para encarar la finalísima contra el Lyon. Una final para volver a ser eternas por cómo juegan y cómo ganan. Una victoria que impondría la supremacía del FC Barcelona en el olímpo y la excelencia del fútbol femenino. Todo contra el Lyon, el gran dominador y depredador de títulos de la última década. Próxima parada: Turín.
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